Más allá de la idea y del proyecto. Aun incluso validando el Plan de Empresa. Ahora toca dar el paso adelante. Es como abrir un libro, empezar una historia.
Sin duda existen unos factores internos clave. La solvencia del producto o servicio, la comunicación, las características del mercado: clientes competencia etc. Y obviamente la valía y experiencia de la persona emprendedora.
Pero además hay que tener en cuenta elementos externos. En toda iniciativa empresarial el azar juega un cierto papel. El momento del ciclo económico, contar con el equipo adecuado, los acontecimientos que puedan afectar al segmento de clientela elegido… etc.
Estadísticamente los dados no siempre nos salen todos de cara. Cuando el factor suerte no va a completamente a nuestro favor es importante contar con un “Plan B”, un faro que nos ilumine para guiar nuestra embarcación a buen puerto.
El punto de inflexión puede estar determinado por la externalización de algunas tareas a otro proyecto de Emprendeduría. Tratando de identificar las que absorben mucho tiempo o nos distraen de nuestro foco principal.

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